¿Quieres conocer las calles del Cusco?. Para este viaje no necesitas mucho dinero ni una máquina del tiempo, con solo un rato libre y ganas de caminar, podrás perderte entre las callecitas empedradas de la ciudad que fue el corazón del Imperio Inca. Además, te mostraré cómo recorrerlas sin gastar un solo sol. Finalmente, acompáñame y aprende, paso a paso, la forma más sencilla de hacerlo.
Revive 600 años de historia mientras recorres las calles del Cusco. ¿Te animas?
Las calles del Cusco que todos pisan pero pocos observan guardan historias fascinantes, desde su cuna inca hasta el pulso moderno de hoy. Primero, cada tramo presume un nombre cargado de leyendas; luego, revela detalles que ningún mapa turístico menciona. Además, sus adoquines susurran conquistas, terremotos y renacimientos que, por cierto, moldearon su carácter único. Finalmente, en este recorrido te contaré su origen, sus cambios y cómo disfrutarlas paso a paso. ¿Listo para sentir la historia latiendo bajo tus pies?
¿Cómo son las calles del Cusco?
Las calles del Cusco son estrechas y empedradas, unen plazas, iglesias y antiguas casonas que siguen en pie. Conservan bases incaicas, con muros de piedra perfectamente encajadas que hablan de un pasado ingenioso. Sobre ellas se levantan portadas con escudos y balcones coloniales que aún cuentan historias. Caminar por ellas es una manera simple y auténtica de viajar en el tempo.
¿Cómo se siente caminar por las calles del Cusco?
Caminar por las calles del Cusco se siente como retroceder en el tiempo sin dejar el presente. Cada paso sobre sus piedras te conecta con algo antiguo pero aún vivo. Listo para sentir esta sensación.
¿Qué hay detrás de las calles del Cusco?
Detrás de cada calle del Cusco hay mucho más que muros y balcones: hay antiguos caminos sagrados, palacios escondidos, templos incaicos y casas incas. Algunas guardan relatos de fe; otras, hablan de rebeldía y resistencia.
¿Por qué recorrer las calles del Cusco?
Porque cada calle del Cusco tiene algo distinto que mostrarte. No solo observarás arquitectura impresionante, sino que también encontrarás a tu paso talleres, galerías, música en vivo y arte en cada esquina. Además, mientras caminas, vas descubriendo detalles que no aparecen en los mapas. Por eso, si quieres sentir la ciudad de verdad, empieza por caminarla.
Surgimiento de las calles del Cusco a través del tiempo
Origen de las calles incas
Al inicio, la ciudad del Cusco conocida antes como "Acamama", estaba habitada por pequeños pueblos formados por 20 a 30 casas de paja con muros de piedra. Allí vivían los "Alcahuisas, Culinchimas y Cayaocachis". Con el tiempo, llegó Manco Cápac, quien fundó la ciudad inca y dividió el antiguo asentamiento en cuatro partes: Quinticancha, Cumbicancha, Sayricancha y Yarambaycancha. Desde entonces, junto a estos pueblos, trazó el nuevo Qosqo, y así nacieron las primeras calles incas rumbo al Contisuyo.
Las nuevas calles que cambiaron Cusco
Después de la segunda fundación del Cusco, Pachacútec tomó una decisión radical: transformar por completo la ciudad. Primero, derribó todo lo antiguo y trasladó a sus habitantes a provincias vecinas. Luego, trazó un nuevo plano y reconstruyó el Cusco desde los cimientos. A partir de ahí, organizó manzanas cuadrangulares, construyo nuevas calles empedradas en línea recta acompañada de canales de agua que unían templos, canchas y palacios. Así, la antigua ciudad de barro y paja se convirtió en una ciudad de piedra, firme y ordenada, cuya estructura se mantuvo hasta la llegada de los españoles.
¿Sabías que…?
Cada camino debía conectar o estar vinculada a los 4 suyos del Tawantinsuyo.
Transformación de las calles de Cusco en la colonia
Después de la llegada de los españoles, en 1534, el Cusco empezó a cambiar por completo. Durante el siglo XVI los colonizadores iniciaron la transformación de la ciudad y más adelante, en el siglo XVII organizaron los barrios. Ya en el siglo XVIII edificaron nuevas estructuras. A lo largo de ese proceso, muchas calles cambiaron de función y apariencia. Sobre los antiguos caminos incas, se levantaron casonas, iglesias y plazas que hoy existen.
Los terremotos que redibujaron las nuevas calles de Cusco
Los cambios más notables llegaron después de los terremotos del siglo XIX y XX, que moldearon por completo el centro histórico del Cusco. A raíz de eso, muchas calles surgieron o se renombraron, llevando nombres que recuerdan a personajes conocidos, hechos importantes o antiguas casas que marcaron época.
Sucesos importantes
- En 1536, durante la resistencia liderada por Manco Inca, gran parte del Cusco fue destruida como parte de su lucha contra los españoles.
- En la época republicana, muchos palacios y templos incas fueron derribados para construir nuevos edificios.
- Las calles y plazas empezaron a adaptarse poco a poco a los estilos europeos.
Calles del Cusco hoy en día
Hoy en día, la ciudad del Cusco todavía conserva muchas calles construidas sobre antiguas bases incas. En ellas, es común ver viviendas con balcones coloniales y letreros modernos que conviven como si siempre hubieran estado juntos. A continuación, te mostraré algunas de las más conocidas y valoradas por su historia. Cada una tiene algo que la hace especial y vale la pena descubrir.
¿Sabías que…?
Las calles tradicionales de la ciudad son parte del patrimonio cusqueño, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1983.
Un paseo histórico por las calles del Cusco
Calles más instagrameables de Cusco
Calle Hatun Rumiyoq
El nombre de esta calle no es casualidad. Se debe a la presencia de la famosa piedra de los 12 ángulos, tallada en un solo bloque de diorita verde con una precisión que asombra a todos los que la ven. Esta muestra de la ingeniería inca forma parte del muro del antiguo palacio de Inca Roca y destaca por ser una de las piedras más grandes y mejor trabajadas de toda la estructura. ¿Te imaginas verla de cerca y sin necesidad de entrar a ningún museo?
Calle Loreto
Esta calle inca, llamada "Intik’ijllu" o “Callejón del Sol”, no solo tiene un nombre llamativo, también una historia que sorprende. Conectaba dos espacios clave: el Amarucancha y el Acllahuasi, y alguna vez fue parte del palacio de Huayna Cápac. Además, sirve como paso directo entre el templo del Coricancha y la Plaza Mayor del Cusco. Caminar por aquí es entender cómo se movía la ciudad en tiempos del Tahuantinsuyo.
Siete Borreguitos
Hace muchos años, esta calle se conocía como “Cchipu Pata”. Con el paso del tiempo, durante la época colonial, empezó a llamarse "Siete Borreguitos". ¿La razón? Era una ruta muy transitada por vecinos que, junto a sus animales de carga, bajaban hasta el río Tullumayo para lavar su ropa. Esa escena tan cotidiana fue quedando en la memoria del lugar, y así nació el nombre que sigue acompañando a la calle hasta hoy. ¿Te animas a recorrerla y ver lo que aún queda de esa historia?
Siete Diablitos
Esta calle, angosta y con mucha historia, debe su nombre a los relatos que nacieron en la época colonial. Se decía que muchas parejas enamoradas la recorrían, aunque algunos creían que no lo hacían por amor, sino por una tentación más oscura. También se contaba que personajes importantes iban allí en busca de favores, incluso haciendo pactos con el mismísimo diablo. ¿Mito o realidad? Lo cierto es que ese nombre no se lo pusieron por casualidad.
Siete Culebras
Muy cerca de la plazoleta de las Nazarenas, llama la atención por un detalle muy particular: en el muro del antiguo “Yachay Wasi” se pueden ver 14 serpientes talladas en alto relieve. Distribuidas en dos grupos de siete, estas figuras representaban la sabiduría para los incas. En aquellos tiempos, la conocían como “Amaru Ccata”, un nombre que reflejaba su conexión directa con la cosmovisión andina. Hoy, sigue formando parte del Cusco antiguo que muchos quieren conocer caminando.
Calle resbalosa
En sus inicios, esta calle se llamó “Sikitakana”, una palabra quechua que significa “lugar donde uno se golpea o sienta”. El nombre no fue puesto al azar: su pendiente y las piedras resbaladizas hacían que muchas personas terminaran en el suelo sin querer. Esa escena se repitió tantas veces que, con el tiempo, la anécdota se convirtió en parte de su identidad. Hoy, el nombre sigue recordando esas caídas inesperadas que nadie olvida del todo. ¿Te animas a caminarla con cuidado?
Calles tradicionales del Cusco
Siete Mascarones.
Esta calle lleva el nombre de un vecino que dejó huella en la época colonial: un orfebre español de apellido Mascareñas. Vivía allí y se dedicaba a trabajar el bronce, creando adornos para las puertas de las iglesias. Pero no lo hacía solo; sus seis hijos también participaban en el taller familiar, haciendo que su trabajo ganara reconocimiento en toda la ciudad. Desde entonces, su apellido quedó ligado a este lugar.
Siete ventanas
Muy cerca del templo de San Agustín, en el barrio de San Blas, hay una calle con un nombre que llama la atención. Se le conoce así por una antigua casa que, en tiempos pasados, funcionaba como espacio de estudio para el convento. Lo curioso es que la vivienda tenía cuatro ventanas grandes y tres pequeñas, y justamente esos detalles terminaron marcando el nombre con el que la calle es recordada hasta hoy. ¿Te animas a contar si aún se ven?
Siete Cuartones
El nombre de esta calle tiene una historia muy particular. Se debe a los siete largueros de piedra, con forma rectangular, que se colocaron sobre el río Huatanay. Estas piezas estaban junto a un puente construido con piedra y cal, por orden de Diego de Vargas y Carbajal. Con los años, esa distribución tan llamativa se volvió parte de la identidad del lugar. ¿Te animas a ver si aún quedan rastros de ellos?
Siete Angelitos
En el barrio de San Blas, hay una calle cuyo nombre llama la atención y tiene una historia bastante curiosa. Se dice que recibió ese nombre por una pintura que mostraba siete rostros de querubines, conocidos como “angelitos”, en el alero del techo de la casa de Blas de Bobadilla. Según cuentan, él mismo encargó la obra como una forma de protección frente a las historias oscuras que rodeaban a la cercana calle Siete Diablitos. ¿Te imaginas la escena al pasar por ahí en aquellos tiempos?
Calle Mantas
La Calle Mantas obtuvo su nombre en 1744 gracias a la presencia de un comerciante llamado Sillerigo, conocido por vender mantas de vapor de seda. Estas prendas, muy apreciadas por formar parte del traje de la tapada, llegaron a venderse en Cusco mucho antes que en Lima. Su popularidad marcó un momento clave en el comercio textil de la ciudad. ¿Quién diría que una prenda podía darle nombre a toda una calle?
Calle Amarguras
Está empinada y exigente cuesta, inicialmente se denominó “Mucchuicata”, e inicia justo frente a la antigua casa conocida como "Huaca Punku". Durante la construcción de la catedral, los españoles usaban esta bajada para hacer rodar enormes piedras traídas desde Saqsaywaman. Para detenerlas, contaban con la fuerza de decenas de indígenas, quienes, lamentablemente, muchas veces terminaban con los pies heridos por el impacto. Este contexto de esfuerzo y sufrimiento dio origen al nombre por el que se le conoce actualmente.
Pumaq Kurkun
Esta calle recibió su nombre porque, en tiempos pasados, era común ver grandes troncos donde se amarraban animales salvajes traídos de los bosques cercanos. Entre ellos, los más recordados eran los gatos monteses. Esta escena era parte del día a día y, con el tiempo, terminó dándole identidad al lugar. ¿Te imaginas caminar por donde alguna vez rugían esos animales?
Calle de la Coca
Al principio se llamó “Castillo”, fue cambiando de nombre con el paso del tiempo. Primero fue conocida como “Calle de los Condenados”, luego como “Calle Esquivel” y, finalmente, adoptó el nombre por el que muchos la recuerdan hoy: “Calle de la Coca”. Este último nombre se debe a Margarita Ginés, una mujer conocida en la zona con el apodo quechua “Cocacc Qqhintun”, que significa “Flor de la Coca”. Actualmente, se conoce como “calle Garcilaso” que alberga al museo Garcilaso. ¿Te animas a conocer la historia detrás de cada uno de esos nombres?
Calle del Marqués
La Calle del Marqués lleva ese nombre por una casona construida en 1560, donde vivió Don Diego de Esquivel y Jaraba. Más adelante, esta imponente vivienda pasó a manos del Marqués de San Lorenzo de Valleumbroso, un personaje conocido por su intensa actividad minera en Yanantin. Sin embargo, su ambición y trato hacia los demás no fueron bien vistos, y su fama terminó siendo todo menos admirada. ¿Te imaginas todo lo que esas paredes habrán escuchado?
Calle del Almirante
El nombre proviene de Francisco Alderete Maldonado, un almirante que mandó construir su residencia aquí en el siglo XVII. Con el paso del tiempo, la zona ganó importancia gracias a esa vivienda, conocida por su arquitectura colonial y por haber marcado la historia del lugar. Hoy en día, ese mismo edificio alberga al Museo Inca, un espacio que sigue atrayendo a quienes buscan conocer más sobre el pasado del Cusco. ¿Te animas a visitarlo?
Calle Purgatorio
Después del terremoto de 1650, esta calle empezó a ser conocida por un hecho fuera de lo común. Se cuenta que Don Joaquíne de Colmenares, un español que vivía allí, gritaba desde la vereda que estaba pagando sus pecados en vida. Con el tiempo, surgieron otras historias. Según los mitos locales, una anciana de carácter difícil vivía en esa misma calle, y tras su muerte, muchos vecinos aseguraban oír voces y golpes dentro de su casa. Por todo eso, su hijo decidió dejar una caja con un cartel que decía: "Una limosna para las almas del purgatorio". ¿Te animarías a pasar por ahí de noche?
Calle Tambo de Montero
El nombre viene de la casa del español Pedro Montero de Espinoza, un lugar que, según contaban los vecinos, allí se realizaban reuniones secretas entre un grupo de judíos, algo que en aquella época fue visto como una falta grave contra la fe católica. La situación no pasó desapercibida y las autoridades eclesiásticas intervinieron. Los involucrados fueron arrestados y trasladados a Lima para ser juzgados por la Santa Inquisición.
Calle Ceniza
El nombre de la Calle Ceniza nació en 1719, en medio de una epidemia que hoy se relaciona con el cólera o la fiebre amarilla. En esos días difíciles, el miedo crecía junto con el número de muertes, que llegaba a alcanzar hasta 90 personas por día. En su intento por protegerse, muchos pobladores fueron a las parroquias a pedir cenizas hechas con hostias vencidas, palmas y aceites bendecidos. Con ellas, dibujaban dos cruces en las puertas de sus casas esperando evitar el contagio.
Calle Suecia
Durante el virreinato, esta calle pasó a llamarse “Calle de Suecia”, aunque no siempre tuvo ese nombre. Al principio se la conocía como “Calle Sucia”, y no era por casualidad. Muy cerca funcionaba un mercado en la Plaza Mayor, y tanto los comerciantes como los animales de carga dejaban desechos por todo el camino. Con el tiempo, y quizá buscando un nombre más agradable, la calle adoptó el que mantiene hasta hoy.
Calle Afligidos
Durante la época colonial, este lugar era donde quedaban los cuerpos de quienes habían sido ejecutados. Hasta allí llegaban sus familiares y amigos, conmovidos por el dolor, para despedirse entre lágrimas y oraciones. Con el tiempo, esas escenas tan duras marcaron la identidad del lugar, y por eso, hasta hoy, la calle sigue recordando aquel sentimiento que alguna vez la llenó. ¿Habías escuchado esta historia antes?
Calle camino a Banco Pata
Se denominó así porque aquí funcionaba la cárcel de la Inquisición. En la época colonial, desde las celdas subterráneas se oían los ruegos de los familiares que, entre lágrimas, pedían compasión por sus seres queridos. A pesar de eso, los carceleros vestidos como frailes dominicos ignoraban esas súplicas y seguían con la dureza que marcaba aquel tribunal. Hoy, el nombre de la calle sigue recordando esos días en que el silencio dolía tanto como el castigo.
Calle Pampa del Castillo
En tiempos coloniales, esta calle llevaba un nombre bastante impactante: “Pampa del Castigo”. Se le conocía así porque allí se aplicaban castigos públicos, desde azotes y sentencias en el poste, hasta la horca y la decapitación. Era un lugar temido, donde muchos evitaban pasar. Con el paso de los años, su nombre fue cambiando y pasó a llamarse “Pampa del Castillo”, quizás para suavizar el recuerdo. ¿Te animas a caminar por un sitio con tanta historia encima?
Calle del triunfo
El nombre tiene su origen en un hecho histórico relacionado con un milagro atribuido a la Virgen María, ocurrido durante la guerra civil entre Manco Inca y los españoles. En aquel entonces, Cusco fue rodeado por un ejército de 40,000 hombres liderados por Manco Inca. Después de la derrota de las fuerzas indígenas, los españoles mandaron a construir un templo en agradecimiento, al que llamaron “El Triunfo”.
Calle de los Desamparados
Denominado así por ser el punto donde se reunían familiares, amigos y hasta curiosos antes de una ejecución. Allí, entre miradas tensas y palabras entrecortadas, muchos se despedían de quienes estaban a punto de enfrentar su sentencia. Con el tiempo, ese momento tan difícil, quedó grabado en la memoria del lugar, y así nació el nombre que aún conserva. ¿Te imaginabas que un espacio tan tranquilo hoy tuvo un pasado tan cargado de emociones?
Plazuela Rimac Pampa
Antiguamente, esta plazuela era conocida como “Rimac Pampa”, y no era un lugar cualquiera. Al sonar el pututo un instrumento usado para convocar a la población, los habitantes se reunían allí para escuchar las órdenes del Inca o tratar temas clave sobre el gobierno del Tahuantinsuyo. En ese espacio, la voz se volvía decisión y cada encuentro marcaba el rumbo del imperio.
Tips para recorrer las calles de Cusco
Todo comienza en la Plaza de Armas del Cusco, un punto que conecta con espacios históricos llenos de vida. Desde aquí, te enseño cómo llegar a barrios incas, pasando por calles importantes sin gastar un sol y con la libertad de explorar a tu ritmo. ¿Listo para conocer más calles?
Hacia la plaza de San Blas
Empieza tu recorrido por la calle Conquista y continúa por Hatun Rumiyoc, donde te encontrarás con el antiguo palacio de Inca Roca y la famosa piedra de los 12 ángulos. Luego, sube con calma por la cuesta de San Blas hasta llegar al barrio de Tococachi, conocido hoy como el barrio de San Blas. ¿Listo para descubrirlo paso a paso?
Hacia San Cristóbal
Comienza tu paseo por la calle Suecia, sigue el recorrido por la empedrada y pendiente calle Resbalosa y avanza hasta llegar al antiguo barrio inca de Colcampata, conocido hoy como barrio San Cristóbal. En cada tramo, el camino te muestra cómo el Cusco ha cambiado sin perder su esencia.
Hacia Santa Ana
Sigue tu camino por la calle Sapy, cruza por el Tambo de Montero y sube con calma la cuesta de Santa Ana. Al final del recorrido, llegarás al antiguo barrio inca de Qarmenca, conocido hoy como barrio Santa Ana.
Hacia Sapantiana
Empieza el recorrido subiendo por la cuesta del Almirante, sigue por la calle Ataúd y continúa por Tucumán hasta llegar a la plaza Nazarenas. Desde allí, observa con atención la calle Siete Culebras, y luego recorre toda la calle Sapy hasta encontrar la calle Siete Borreguitos. Al final, te espera el acueducto de Sapantiana, una obra que todavía sorprende. ¿Te animas a descubrir todo lo que se cruza en este camino?
Hacia el Coricancha
Comienza el recorrido caminando en línea recta por la calle Intik’icllu, conocida hoy como Loreto, donde podrás ver lo que fue el Amaru Cancha. Luego, sigue por la antigua Pampa del Castillo hasta llegar al Inticancha, hoy llamado Coricancha, el templo dedicado al sol. ¿Te animas a recorrerlos con calma y curiosidad?
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¡Cusco se camina, se siente y se vive!